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Evolución humana - ciencias de la naturaleza.

Publié le 29/05/2013

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Evolución humana - ciencias de la naturaleza. 1 INTRODUCCIÓN Primeras rutas migratorias Mapa de flujos que representa la dirección de las migraciones mundiales de hace miles de años. Las barreras físicas, como son los desiertos, cadenas montañosas y extensiones de agua, imposibilitaban las migraciones de los pueblos de la antigüedad, quienes, además, solían buscar un hábitat similar al que habían abandonado. © Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. - ciencias de la naturaleza. Evolución humana, proceso de cambio que dio lugar a la aparición del Homo sapiens. Hay evidencias que demuestran que las características físicas y de comportamiento comunes a todos los seres humanos fueron evolucionando a lo largo de, como mínimo, 6 millones de años. Una de las primeras características que definió al ser humano, la bipedación --capacidad de andar erguido sobre los dos pies--, se desarrolló hace ya unos 4 millones de años, mientras que otras, tales como un cerebro grande y complejo, la capacidad de fabricar y utilizar herramientas y el lenguaje, se desarrollaron más recientemente. Gran parte de los rasgos más avanzados, que incluyen expresiones simbólicas complejas, como el arte, y la diversidad cultural, aparecieron en los últimos 100.000 años. El ser humano es un primate. Las similitudes físicas y genéticas muestran que la especie humana moderna, el Homo sapiens, está estrechamente relacionada con otro grupo de primates, los simios. Los hombres y los antropoides o monos superiores --chimpancés (incluidos bonobos o chimpancés pigmeos) y gorilas-- comparten un antepasado común que vivió hace entre 10 y 5 millones de años. El ser humano comenzó su evolución en África, continente donde se produjeron gran parte de las transformaciones posteriores. Los fósiles de los primeros homínidos, que vivieron hace entre 6 y 2 millones de años, proceden íntegramente de África. La mayoría de los científicos distinguen entre 10 y 15 especies diferentes de homínidos. Sin embargo, no se ponen totalmente de acuerdo en cómo están relacionados entre sí las especies o cuáles fueron las que sencillamente se extinguieron. Muchas de las primeras especies --probablemente la mayoría de ellas-- no dejaron descendientes. Tampoco hay consenso sobre la forma de identificar y clasificar determinados homínidos, ni en los factores que más influyeron en la evolución y la extinción de cada uno de ellos. Los homínidos comenzaron a emigrar desde África hacia Asia hace probablemente unos 2 a 1,6 millones de años, llegando a Europa la mayoría de ellos durante el último millón de años. Sólo mucho después, distintas especies de homínidos modernos poblaron diferentes partes del mundo. Así, por ejemplo, probablemente el ser humano llegó por primera vez a Australia hace 60.000 años y a América hace 35.000 años. La aparición de la agricultura y de las primeras civilizaciones tuvo lugar en los últimos 10.000 años. La ciencia que estudia la evolución y origen de los rasgos físicos y de comportamiento del ser humano se denomina paleoantropología. Se trata de una de las ramas de la antropología física, disciplina que estudia las características biológicas y fisiológicas del hombre. Su misión es descubrir cómo la evolución ha ido conformando los potenciales, las tendencias y las limitaciones del ser humano. Para muchos es una ciencia apasionante porque rastrea los orígenes de las características que definieron a nuestra especie, así como las conexiones fundamentales entre el hombre y otros seres que habitan la Tierra. Los científicos disponen de numerosas evidencias que demuestran la existencia de un proceso evolutivo obtenidas a partir del estudio de fósiles, objetos y mapas genéticos. 2 PROCESO EVOLUTIVO Evolución del cráneo humano El cráneo humano ha cambiado drásticamente durante los últimos 3 millones de años. La evolución desde el Australopithecus hasta el Homo sapiens, significó el aumento de la capacidad craneana (para ajustarse al crecimiento del cerebro), el achatamiento del rostro, el retroceso de la barbilla y la disminución del tamaño de los dientes. Los científicos piensan que el increíble crecimiento de tamaño del cerebro puede estar relacionado con la mayor sofisticación del comportamiento de los homínidos. Los antropólogos, por su parte, señalan que el cerebro desarrolló su alta capacidad de aprendizaje y razonamiento, después de que la evolución cultural, y no la física, cambiara la forma de vida de los seres humanos. Dorling Kindersley Todas las especies de organismos tienen su origen en un proceso de evolución biológica. Durante este proceso van surgiendo nuevas especies a causa de una serie de cambios naturales. En los animales que se reproducen sexualmente, incluido el ser humano, el término especie se refiere a un grupo cuyos miembros adultos se aparean de forma regular dando lugar a una descendencia fértil, es decir, vástagos que, a su vez, son capaces de reproducirse. Los científicos clasifican cada especie mediante un nombre científico único de dos términos. En este sistema el hombre moderno recibe el nombre de Homo sapiens. El mecanismo del cambio evolutivo reside en los genes, las unidades básicas hereditarias. Los genes determinan el desarrollo del cuerpo y de la conducta de un determinado organismo durante su vida. La información contenida en los genes puede variar y este proceso es conocido como mutación. La forma en que determinados genes se expresan --cómo afectan al cuerpo o al comportamiento de un organismo-- también puede variar. Con el transcurso del tiempo, el cambio genético puede modificar un aspecto principal de la vida de una especie como, por ejemplo, su alimentación, su crecimiento o sus condiciones de habitabilidad. Los cambios genéticos pueden mejorar la capacidad de los organismos para sobrevivir, reproducirse y, en animales, criar a su descendencia. Este proceso se denomina adaptación. Los progenitores transmiten mutaciones genéticas adaptativas a su descendencia y finalmente estos cambios se generalizan en una población --un grupo de organismos de la misma especie que comparten un hábitat local particular. Existen numerosos factores que pueden favorecer nuevas adaptaciones, pero los cambios del entorno desempeñan a menudo un papel importante. Las antiguas especies de homínidos se fueron adaptando a nuevos entornos a medida que sus genes iban mutando, modificando así su anatomía (estructura corporal), fisiología (procesos físicos y químicos tales como la digestión) y comportamiento. A lo largo de grandes periodos de tiempo esta evolución fue modificando profundamente al ser humano y a su forma de vida. Los científicos estiman que la línea de los homínidos comenzó a separarse de la de los simios africanos hace unos 10 o 5 millones de años. Esta cifra se ha fijado comparando las diferencias entre el mapa genético del género humano y el de los simios, y calculando a continuación el tiempo probable que pudieron tardar en desarrollarse estas diferencias. Utilizando técnicas similares y comparando las variaciones genéticas entre las poblaciones humanas en todo el mundo, los científicos han llegado a la conclusión de que los hombres tal vez compartieron unos antepasados genéticos comunes que vivieron hace unos 290.000 - 130.000 años. 3 CARACTERÍSTICAS, CLASIFICACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LOS PRIMATES El ser humano pertenece al orden científico Primates, un grupo de más de 230 especies de mamíferos que incluye asimismo lémures, loris, tarseros, monos y simios. El hombre moderno, los primeros homínidos y otras especies de primates presentan numerosas similitudes entre sí pero también algunas diferencias importantes. El estudio de estas similitudes y diferencias ayuda a los científicos a comprender las raíces de muchas características humanas, así como el significado de cada etapa de su evolución. Todos los primates, incluido el ser humano, comparten al menos una serie de características que les distinguen de otros mamíferos. Muchas de estas características fueron evolucionando para adaptarse a su vida en los árboles, entorno en el que se desarrollaron los primeros primates. Entre ellas cabe citar: mayor utilización de la vista frente al olfato, solapamiento de campos de visión para obtener una visión estereoscópica (tridimensional), miembros inferiores y manos prensiles, capacidad de agarrar y balancearse en troncos y ramas de los árboles, capacidad de sostener y manipular objetos pequeños (utilizando dedos con uñas en lugar de garras), grandes cerebros en relación con el tamaño corporal, así como vidas sociales complejas. La clasificación científica de los primates refleja las relaciones evolutivas entre las diferentes especies y grupos de especies. Los primates que constituyen el suborden Prosimios --entre cuyos representantes actuales se encuentran los lémures, los tarseros y los loris, entre otras especies-- fueron los primeros en evolucionar y representan la forma más antigua de primates. Otros sistemas de clasificación agrupan a los tarseros con los antropoideos, ya que comparten algunos rasgos fundamentales desde un punto de vista genético. Monos, simios y hombres --que comparten muchas características que no se encuentran en otros primates-- constituyen el suborden Antropoideos. Simios y hombres forman la superfamilia Hominoideos, clasificación que pone de relieve la estrecha relación entre los individuos de estos dos grupos. 3.1 Prosimios El suborden Prosimios incluye a los primates menos evolucionados. Los últimos antepasados comunes de los prosimios y otros mamíferos --similares a las tupayas y clasificados como plesiadapiformes-- evolucionaron hace al menos 65 millones de años. Los primeros primates evolucionaron hace unos 55 millones de años mientras que las especies fósiles similares a los lémures evolucionaron durante el eoceno (hace unos 56,5 y 35,4 millones de años). Los prosimios comparten todas las características básicas de los primates, aunque sus cerebros no son especialmente grandes ni complejos y presentan un sentido del olfato más fino y sensible que el de otros primates. 3.2 Antropoideos Los primates antropoideos se dividen en monos del Nuevo Mundo (Sudamérica, Centroamérica y las islas del Caribe) y monos del Viejo Mundo (África y Asia). Los del Nuevo Mundo --tales como titís, capuchinos y monos araña-- pertenecen al infraorden de los Platirrinos. Los monos del Viejo Mundo pertenecen al infraorden de los Catarrinos. Dado que el hombre y los simios constituyen la superfamilia de los Hominoideos, puede considerarse que el hombre es también un antropoide catarrino. 3.2.1 Los primeros primates catarrinos Los primeros primates catarrinos evolucionaron hace unos 50 a 33 millones de años. La mayoría de los fósiles de primates de este periodo se han encontrado en una región del norte de Egipto conocida como Fayum. Un grupo de primates conocido como Propliopithecus, uno de cuyos linajes se denomina a veces Aegyptopithecus, tenía rasgos catarrinos --es decir, presentaba muchas de las características básicas comunes actualmente a simios, hombres y monos del Viejo Mundo. Por lo tanto, los científicos piensan que el Propliopithecus se parece al antepasado común de todos los simios y monos posteriores del Viejo Mundo. Así, también puede ser considerado como antepasado o pariente próximo de un antepasado del ser humano. 3.2.2 Hominoides Los hominoides evolucionaron durante el mioceno (hace entre 23,3 y 5,2 millones de años). Entre los hominoides más antiguos conocidos se encuentra un grupo de primates cuyo nombre genérico es Proconsul. Esta especie presentaba características que sugerían una estrecha relación con un antepasado común de simios y hombres como, por ejemplo, la ausencia de cola. Los individuos de la especie Proconsul heseloni, que vivieron en los árboles de espesos bosques de África oriental hace unos 20 millones de años, eran ágiles saltadores y presentaban características como una columna flexible y un tórax estrecho, típicas de los monos, aunque también tenían una amplia movilidad en caderas y dedo pulgar, típicas de simios y hombres. Hace unos 23 o 22 millones de años se desarrollaron en África especies de grandes simios. Hace 15 millones de años algunas de estas especies migraron a Asia y Europa a través de un istmo de tierra que se había formado entre los continentes afroárabes y eurasiáticos, anteriormente separados entre sí. Véase Tectónica de placas. A principios de su evolución los grandes simios sufrieron diferentes radiaciones --periodos en los cuales especies nuevas y diferentes se separaron de los antepasados comunes. Después del Proconsul, hace unos 18 millones de años evolucionó en Arabia y África el género de simios Afropithecus para posteriormente diversificarse en varias especies. Un poco más tarde, evolucionaron otros tres géneros de simios: hace unos 15 millones de años el Keniapithecus de África y el género similar Griphopithecus de Asia occidental y hace unos 12 millones de años el Dryopithecus de Europa. Los científicos todavía no han podido determinar cuál de estos grupos de simios fue el que dio lugar al antepasado común de los simios africanos modernos y los hombres. Los científicos no están de acuerdo en absoluto en cuál es la clasificación más adecuada de los hominoides. Actualmente están agrupados en dos o tres familias: Hilobátidos, Homínidos y a veces también Póngidos. El primer grupo está formado por los simios pequeños o menores del Sureste asiático, conocidos comúnmente como gibones y siamangs. El grupo Homínidos está constituido por el ser humano, aunque algunos científicos también incluyen en él a los grandes simios. Para aquellos que consideran que el grupo Homínidos sólo comprende al hombre, todos los grandes simios, incluidos los orangutanes del Sureste asiático, se incluyen en la familia de los Póngidos. Tradicionalmente el ser humano era el único que pertenecía a la familia de los Homínidos ( Hominidae). Actualmente, sin embargo, estudios genéticos apoyan la clasificación conjunta de grandes simios y hombres. Los monos africanos --chimpancés y gorilas-- se clasificarían junto con el hombre en un nivel inferior o subfamilia. De acuerdo con este razonamiento, la rama evolutiva de los simios asiáticos que conduce a los orangutanes, que se separaron de las demás ramas homínidas hace aproximadamente 13 millones de años, pertenece a la subfamilia Ponginae, mientras que los representantes de las ramas de simios africanos y de hombres pertenecen a la subfamilia de los Homininos (Homininae). 3.3 El ser humano como primate Cráneo de gorila frente a cráneo humano Los seres humanos modernos son primates, así como los gorilas, los lémures y los chimpancés. En algún punto de la evolución, el desarrollo humano continuó por un camino distinto. A pesar de que existen muchas similitudes entre los seres humanos y los primates (especialmente con gorilas y chimpancés), hay diferencias fundamentales que atestiguan esa evolución independiente en sus respectivos desarrollos. Esta ilustración de los cráneos de un gorila y un ser humano moderno presenta algunas de estas diferencias. El gorila posee largos caninos y su mandíbula es más prominente que la de los miembros de la línea de los homínidos. © Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. Los genes del ser humano y del chimpancé son idénticos en aproximadamente un 98%, por lo que el chimpancé resulta ser el pariente biológico vivo más próximo al hombre. Esto no significa que el ser humano evolucionara a partir del chimpancé, sino que ambas especies se desarrollaron a partir de un antepasado simio común. El orangután, un simio originario del Sureste asiático, difiere mucho más del hombre desde el punto de vista genético, lo que indica una relación evolutiva más distante. El hombre moderno posee una serie de características físicas que reflejan un antepasado simio. Así, por ejemplo, la articulación del hombro tiene una gran movilidad y sus dedos son capaces de agarrar con fuerza. En los simios estas características están altamente desarrolladas como braquiadores que son para adaptarse al balanceo entre las ramas de los árboles. A pesar de que el hombre no realiza este movimiento, ha mantenido la anatomía general de esta adaptación primitiva. Tanto el ser humano como los simios tienen asimismo cerebros más grandes y capacidades cognitivas mayores que la mayoría de los demás mamíferos. La vida social humana, asimismo, se asemeja a la de los simios y otros primates africanos --como mandriles y macacos rhesus-- que viven en grandes y complejos grupos sociales. En particular, el comportamiento entre los chimpancés se parece mucho al humano. Así, por ejemplo, establecen relaciones duraderas entre sí, participan en actividades sociales tales como el aseo, la alimentación o la caza, y forman entre sí coaliciones estratégicas para aumentar su estatus y poder. Puede que los humanos primitivos tal vez también mantuviesen este tipo de vida social compleja. Sin embargo, el hombre moderno difiere de los simios en muchos aspectos significativos. Así, por ejemplo, a pesar de la gran inteligencia de éstos, el ser humano tiene un cerebro mucho mayor y más complejo, presenta una capacidad intelectual única y elabora formas de cultura y comunicación. Además, sólo él anda habitualmente erguido, puede manipular con precisión objetos muy pequeños y tiene una estructura de garganta que le permite hablar. 4 DE SIMIO A HOMÍNIDO Los restos encontrados de diferentes especies australopitecinas primitivas que vivieron hace entre 4 y 2 millones de años muestran claramente diferentes adaptaciones que marcan la transición de simio a ser humano. Sin embargo, el primer periodo de esta transición, que data de hace más de 6 millones de años, está pobremente documentado en cuanto a fósiles. Las combinaciones más antiguas de características simias y humanas encontradas hasta la fecha pertenecen a un género y una especie antiquísima, el Sahelanthropus tchadensis. En el desierto de Djurab, al norte de Chad (África), se descubrieron en 2001 los restos fósiles de seis individuos diferentes pertenecientes a esta primitiva subfamilia de Homínidos: dos fragmentos de mandíbula, tres dientes y el cráneo de un ejemplar macho al que se bautizó con el nombre de Toumaï. Según apuntan los indicios, Toumaï vivió entre hace 6 y 7 millones de años y presentaba ya algunos rasgos humanos, como la estructura de la cara (frente prominente y rostro chato) y la dentición (caninos reducidos). Poseía el tamaño de un chimpancé y una capacidad craneal parecida --350 centímetros cúbicos. El Sahelanthropus tchadensis está próximo a la transición entre el simio y el ser humano, un punto situado en la línea evolutiva entre los 5 y los 10 millones de años de antigüedad. 5 LOS AUSTRALOPITECINOS Hace aproximadamente unos 5 millones de años evolucionó en África una especie parecida a los simios con dos características importantes que le distinguían de éstos: pequeños dientes caninos (contiguos a los cuatro incisivos) y bipedación --es decir, la capacidad de andar erguido sobre las dos piernas. Los científicos se refieren a estos primitivos homínidos como los australopitecinos. La primera especie conocida en la actualidad pertenece al género Ardipithecus. Otras especies pertenecen al género Australopithecus y, según algunas clasificaciones, al Paranthropus. El término australopitecino significa literalmente "simio meridional", como referencia a Sudáfrica, donde se encontraron los primeros fósiles australopitecinos. El valle del Rift, región de África oriental en donde movimientos de la corteza terrestre han dejado al descubierto antiguos depósitos de fósiles, se ha hecho famoso por haberse encontrado en él numerosos restos arqueológicos de australopitecinos. Otros países donde los científicos han encontrado asimismo fósiles de este tipo son Etiopía, Tanzania, Kenia, Sudáfrica y Chad, lo que demuestra que los australopitecinos poblaron ampliamente el continente africano. Los fósiles aportan gran cantidad de información sobre la estructura física y las actividades de los primeros australopitecinos, pero no así sobre las características físicas externas tales como el color y la textura de la piel o del pelo, o sobre ciertos comportamientos tales como los métodos de obtención de alimentos o los patrones de interacción social. Por esta razón los científicos estudian a los grandes simios actuales --en particular a los africanos-- para llegar a una mejor comprensión del aspecto y de la conducta de los primeros, y de cómo se produjo la transición de simio a ser humano. Así, por ejemplo, los australopitecinos probablemente se parecían a los grandes simios en características como la forma del rostro o la cantidad de pelo en el cuerpo. También el tamaño del cerebro era aproximadamente igual, por lo que es probable que tuvieran una capacidad mental similar. Su vida social posiblemente se parecía a la de los chimpancés. 5.1 Características de los australopitecinos La mayor parte de las principales características físicas humanas de los australopitecinos estaban relacionadas con su postura bípeda. Antes de ellos, nunca un mamífero había desarrollado una anatomía que le permitiera andar erguido de forma habitual. También tenían dientes caninos pequeños, comparados con los grandes caninos que se encuentran en casi todos los demás primates catarrinos. Sin embargo, otras características de los australopitecinos recordaban a sus antepasados simios: un cráneo bajo tras un rostro prominente y un tamaño de cerebro de 390 a 550 cm3 --similar al de los simios. El peso de los australopitecinos, estimado a partir de sus huesos, oscilaba entre 27 y 49 kg y su altura entre 1,1 y 1,5 m, valores que se aproximan mucho a los de los chimpancés (erguidos). Algunas especies de australopitecinos presentaban un marcado dimorfismo sexual --los machos eran mucho mayores que las hembras-- rasgo también encontrado en gorilas, orangutanes y otros primates. Los australopitecinos también tenían dedos curvos y pulgares largos con amplia movilidad. En comparación, los dedos de los simios son más largos, más potentes y más curvados, adaptación que les permite perfectamente colgarse y balancearse en las ramas. Los simios también presentan pulgares muy cortos que limitan su capacidad para manipular objetos pequeños. Los paleoantropólogos especulan con la posibilidad de que los pulgares largos y diestros de los australopitecinos les permitiesen utilizar utensilios de forma más eficaz que en el caso de los simios. 5.1.1 Bipedación La anatomía de los australopitecinos muestra una serie de adaptaciones para la bipedación, tanto en la parte superior como inferior del cuerpo. Entre las adaptaciones de la parte inferior se incluyen las siguientes: el ilion, o hueso de la cadera que sobresale por encima de la articulación, era mucho más corto y ancho que en los simios, lo que permitía a los músculos equilibrar el cuerpo tras cada paso. La pelvis también tenía forma cóncava para alojar los órganos internos durante la postura erguida. La parte alta de los miembros inferiores formaban un ángulo hacia el interior desde la articulación de la cadera, permitiendo así a las rodillas soportar mejor el peso del cuerpo al andar erguido. Por el contrario, los miembros inferiores de los simios están colocados casi en sentido vertical desde la cadera, de forma que cuando andan erguidos su cuerpo se balancea hacia los lados. Los australopitecinos tenían los dedos de los pies más cortos y menos flexibles que los simios, de forma que actuaban como palancas para impulsar el cuerpo a cada paso. Por encima de la pelvis también se produjeron otras adaptaciones. La columna australopitecina presentaba una curva en S que disminuía la longitud total del torso y le confería rigidez y equilibrio cuando se encontraba erguido; los simios, por el contrario, tienen una columna relativamente recta. El cráneo australopitecino también presentaba una adaptación importante relacionada con la bipedación: la abertura en la base del cráneo a través de la cual se conecta la médula espinal con el cerebro, denominada foramen magnum, se encontraba en una posición más adelantada que en los simios, lo que permitía a la cabeza mantenerse en equilibrio sobre la columna erguida. Está claro que los australopitecinos caminaban erguidos sobre el suelo, pero los paleoantropólogos no tienen una opinión unánime sobre si pasaban también una parte importante de su tiempo en los árboles. Algunas características físicas como, por ejemplo, los dedos curvos y largos y los brazos alargados parecen confirmar que así era. Sin embargo, los dedos, a diferencia de los de los simios, tal vez no eran lo suficientemente largos como para permitirles balancearse de rama en rama. 5.1.2 Caninos pequeños Los caninos del hombre, comparados con los de los simios, son muy pequeños. Éstos --en especial los machos-- tienen caninos fuertes, prominentes y afilados que utilizan como arma disuasoria en caso de agresión y en ocasiones como arma de defensa. A lo largo de 4 millones de años los australopitecinos fueron desarrollando unos caninos más pequeños y más planos, característica común a los seres humanos. La reducción de los caninos puede haber estado relacionada con un aumento en la cooperación social entre los individuos y, por consiguiente, con una menor necesidad por parte de los machos de mostrar su agresividad. Los australopitecinos pueden dividirse en un primer grupo de especies, conocido como australopitecinos gráciles, aparecidos hace más de 3 millones de años, y un grupo posterior, conocido como australopitecinos robustos, que evolucionó en los últimos 3 millones de años. Los primeros --a partir de los cuales evolucionaron varias especies en los últimos 4,5 a 3 millones de años-- presentaban, por lo general, dientes y mandíbulas más pequeñas. Los robustos, de evolución posterior, presentaban rostros más anchos con mandíbulas y molares grandes. Estas características indican una masticación potente y prolongada de alimentos; los análisis realizados del desgaste de la superficie de masticación de los molares de los australopitecinos robustos apoyan esta idea. Algunos fósiles de la primera especie de australopitecinos tienen características parecidas a las de la especie posterior, lo que sugiere que los robustos evolucionaron a partir de uno o más antepasados gráciles. Un fragmento de mandíbula con un molar de hace 5 millones de años y otra mandíbula con dos molares de hace 4,5 millones de años, ambos de Kenia, pueden ser los fósiles de australopitecino más antiguos encontrados hasta el momento. 5.2 Los primeros australopitecinos Los paleoantropólogos reconocen al menos cuatro especies de australopitecinos: la primera pertenece al género Ardipithecus y las otras tres al género Australopithecus. 5.2.1 Ardipithecus ramidus Un científico etíope, miembro de un equipo de investigación dirigido por el paleoantropólogo estadounidense Tim White, descubrió en 1994 la especie australopitecina más antigua conocida en Etiopía. Estos fósiles identificados como homínidos fueron datados aproximadamente en unos 4,4 millones de años de antigüedad. White y sus colegas bautizaron a su descubrimiento como Ardipithecus ramidus. Ramid significa 'raíz' en la lengua afar de Etiopía y hace referencia a la proximidad de esta nueva especie a las raíces de la humanidad. En el momento del descubrimiento, el género Australopithecus ya estaba científicamente establecido. White dio al género el nombre de Ardipithecus para diferenciar a esta nueva especie de otros australopitecinos, ya que sus fósiles presentaban una combinación muy antigua de características simiescas y homínidas. Los dientes del Ardipithecus ramidus presentaban una fina capa exterior de esmalte --rasgo también observado en los simios africanos pero no en otras especies de australopitecinos ni en la mayoría de los fósiles de simios más antiguos. Este rasgo sugiere una relación bastante estrecha con un antepasado simio africano. Además, el esqueleto muestra grandes similitudes con el del chimpancé aunque tiene caninos ligeramente más pequeños y adaptaciones a la bipedación. 5.2.2 Australopithecus anamensis En 1965 un equipo de investigación de la Universidad de Harvard descubrió un hueso procedente del brazo de un homínido en el yacimiento de Kanapoi, en el norte de Kenia. Los investigadores estimaron la antigüedad de este hallazgo en 4 millones de años, pero no pudieron identificar la especie a la que pertenecía ni proseguir la búsqueda de otros fósiles relacionados. No fue hasta 1994 que un equipo de investigación, dirigido por el paleoantropólogo keniata de origen británico Meave Leakey, encontró en este yacimiento numerosos dientes y fragmentos de hueso que pudieron relacionarse con el fósil anteriormente descubierto. Leakey y sus colegas determinaron que los fósiles pertenecían a una especie muy primitiva de australopitecino, al que se le dio el nombre de Australopithecus anamensis. Desde entonces, los investigadores han seguido encontrando otros fósiles de A. anamensis en yacimientos cercanos datados entre 4,2 y 3,9 millones de años de...

« Los cambios genéticos pueden mejorar la capacidad de los organismos para sobrevivir, reproducirse y, en animales, criar a su descendencia.

Este proceso se denominaadaptación.

Los progenitores transmiten mutaciones genéticas adaptativas a su descendencia y finalmente estos cambios se generalizan en una población —un grupo de organismos de la misma especie que comparten un hábitat local particular.

Existen numerosos factores que pueden favorecer nuevas adaptaciones, pero los cambios delentorno desempeñan a menudo un papel importante.

Las antiguas especies de homínidos se fueron adaptando a nuevos entornos a medida que sus genes iban mutando,modificando así su anatomía (estructura corporal), fisiología (procesos físicos y químicos tales como la digestión) y comportamiento.

A lo largo de grandes periodos detiempo esta evolución fue modificando profundamente al ser humano y a su forma de vida. Los científicos estiman que la línea de los homínidos comenzó a separarse de la de los simios africanos hace unos 10 o 5 millones de años.

Esta cifra se ha fijadocomparando las diferencias entre el mapa genético del género humano y el de los simios, y calculando a continuación el tiempo probable que pudieron tardar endesarrollarse estas diferencias.

Utilizando técnicas similares y comparando las variaciones genéticas entre las poblaciones humanas en todo el mundo, los científicos hanllegado a la conclusión de que los hombres tal vez compartieron unos antepasados genéticos comunes que vivieron hace unos 290.000 - 130.000 años. 3 CARACTERÍSTICAS, CLASIFICACIÓN Y EVOLUCIÓN DE LOS PRIMATES El ser humano pertenece al orden científico Primates, un grupo de más de 230 especies de mamíferos que incluye asimismo lémures, loris, tarseros, monos y simios.

Elhombre moderno, los primeros homínidos y otras especies de primates presentan numerosas similitudes entre sí pero también algunas diferencias importantes.

El estudiode estas similitudes y diferencias ayuda a los científicos a comprender las raíces de muchas características humanas, así como el significado de cada etapa de su evolución. Todos los primates, incluido el ser humano, comparten al menos una serie de características que les distinguen de otros mamíferos.

Muchas de estas características fueronevolucionando para adaptarse a su vida en los árboles, entorno en el que se desarrollaron los primeros primates.

Entre ellas cabe citar: mayor utilización de la vista frenteal olfato, solapamiento de campos de visión para obtener una visión estereoscópica (tridimensional), miembros inferiores y manos prensiles, capacidad de agarrar ybalancearse en troncos y ramas de los árboles, capacidad de sostener y manipular objetos pequeños (utilizando dedos con uñas en lugar de garras), grandes cerebros enrelación con el tamaño corporal, así como vidas sociales complejas. La clasificación científica de los primates refleja las relaciones evolutivas entre las diferentes especies y grupos de especies.

Los primates que constituyen el subordenProsimios —entre cuyos representantes actuales se encuentran los lémures, los tarseros y los loris, entre otras especies— fueron los primeros en evolucionar y representanla forma más antigua de primates.

Otros sistemas de clasificación agrupan a los tarseros con los antropoideos, ya que comparten algunos rasgos fundamentales desde unpunto de vista genético. Monos, simios y hombres —que comparten muchas características que no se encuentran en otros primates— constituyen el suborden Antropoideos.

Simios y hombresforman la superfamilia Hominoideos, clasificación que pone de relieve la estrecha relación entre los individuos de estos dos grupos. 3.1 Prosimios El suborden Prosimios incluye a los primates menos evolucionados.

Los últimos antepasados comunes de los prosimios y otros mamíferos —similares a las tupayas yclasificados como plesiadapiformes— evolucionaron hace al menos 65 millones de años.

Los primeros primates evolucionaron hace unos 55 millones de años mientras quelas especies fósiles similares a los lémures evolucionaron durante el eoceno (hace unos 56,5 y 35,4 millones de años).

Los prosimios comparten todas las característicasbásicas de los primates, aunque sus cerebros no son especialmente grandes ni complejos y presentan un sentido del olfato más fino y sensible que el de otros primates. 3.2 Antropoideos Los primates antropoideos se dividen en monos del Nuevo Mundo (Sudamérica, Centroamérica y las islas del Caribe) y monos del Viejo Mundo (África y Asia).

Los del NuevoMundo —tales como titís, capuchinos y monos araña— pertenecen al infraorden de los Platirrinos.

Los monos del Viejo Mundo pertenecen al infraorden de los Catarrinos.Dado que el hombre y los simios constituyen la superfamilia de los Hominoideos, puede considerarse que el hombre es también un antropoide catarrino. 3.2. 1 Los primeros primates catarrinos Los primeros primates catarrinos evolucionaron hace unos 50 a 33 millones de años.

La mayoría de los fósiles de primates de este periodo se han encontrado en una regióndel norte de Egipto conocida como Fayum.

Un grupo de primates conocido como Propliopithecus, uno de cuyos linajes se denomina a veces Aegyptopithecus, tenía rasgos catarrinos —es decir, presentaba muchas de las características básicas comunes actualmente a simios, hombres y monos del Viejo Mundo.

Por lo tanto, los científicospiensan que el Propliopithecus se parece al antepasado común de todos los simios y monos posteriores del Viejo Mundo.

Así, también puede ser considerado como antepasado o pariente próximo de un antepasado del ser humano. 3.2. 2 Hominoides Los hominoides evolucionaron durante el mioceno (hace entre 23,3 y 5,2 millones de años).

Entre los hominoides más antiguos conocidos se encuentra un grupo deprimates cuyo nombre genérico es Proconsul .

Esta especie presentaba características que sugerían una estrecha relación con un antepasado común de simios y hombres como, por ejemplo, la ausencia de cola.

Los individuos de la especie Proconsul heseloni , que vivieron en los árboles de espesos bosques de África oriental hace unos 20 millones de años, eran ágiles saltadores y presentaban características como una columna flexible y un tórax estrecho, típicas de los monos, aunque también tenían unaamplia movilidad en caderas y dedo pulgar, típicas de simios y hombres. Hace unos 23 o 22 millones de años se desarrollaron en África especies de grandes simios.

Hace 15 millones de años algunas de estas especies migraron a Asia y Europa através de un istmo de tierra que se había formado entre los continentes afroárabes y eurasiáticos, anteriormente separados entre sí.

Véase Tectónica de placas. A principios de su evolución los grandes simios sufrieron diferentes radiaciones — periodos en los cuales especies nuevas y diferentes se separaron de los antepasados comunes.

Después del Proconsul, hace unos 18 millones de años evolucionó en Arabia y África el género de simios Afropithecus para posteriormente diversificarse en varias especies.

Un poco más tarde, evolucionaron otros tres géneros de simios: hace unos 15 millones de años el Keniapithecus de África y el género similar Griphopithecus de Asia occidental y hace unos 12 millones de años el Dryopithecus de Europa.

Los científicos todavía no han podido determinar cuál de estos grupos de simios fue el que dio lugar al antepasado común de los simios africanos modernos y los hombres. Los científicos no están de acuerdo en absoluto en cuál es la clasificación más adecuada de los hominoides.

Actualmente están agrupados en dos o tres familias: Hilobátidos,Homínidos y a veces también Póngidos.

El primer grupo está formado por los simios pequeños o menores del Sureste asiático, conocidos comúnmente como gibones ysiamangs.

El grupo Homínidos está constituido por el ser humano, aunque algunos científicos también incluyen en él a los grandes simios.

Para aquellos que consideran queel grupo Homínidos sólo comprende al hombre, todos los grandes simios, incluidos los orangutanes del Sureste asiático, se incluyen en la familia de los Póngidos. Tradicionalmente el ser humano era el único que pertenecía a la familia de los Homínidos ( Hominidae ).

Actualmente, sin embargo, estudios genéticos apoyan la clasificación conjunta de grandes simios y hombres.

Los monos africanos —chimpancés y gorilas— se clasificarían junto con el hombre en un nivel inferior o subfamilia.

De acuerdo coneste razonamiento, la rama evolutiva de los simios asiáticos que conduce a los orangutanes, que se separaron de las demás ramas homínidas hace aproximadamente 13millones de años, pertenece a la subfamilia Ponginae , mientras que los representantes de las ramas de simios africanos y de hombres pertenecen a la subfamilia de los. »

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