Reporte lectura Contrato Social Rousseau

« 2 En los libros I y II de De l contrato social , Rousseau exprime el fundamento de la soberanía.

Quiere demo strar que la soberanía no es una persona sino todos a través de la representación.

Los ciudadanos tienen que participar de la soberanía, y tomar parte en las decisiones de la autoridad.

Para que todos puedan ejercer esta soberanía, Rousseau promueve la idea de un contrato social , que no tenga que generar desigualdades entre las partes.

Rousseau establece la idea de la sociedad, resultando de un contrato para vivir en paz con los otros.

En este sentido, cada uno debe cede r sus derechos a la comunidad entera, y poner su poder en la voluntad genera l, que se define como la voluntad de todos. Hay que formular un poder “ético ”.

El pueblo es la unidad de los individuos asociados por el pacto social, y la voluntad general es la voluntad del pueblo.

Lo que funda el pacto social es la Republica o el Estado.

Y como el soberano es la fuente primera del poder, y que la soberanía debe es tar detenida por los ciudadanos, los ciudadanos son el Estado.

Rousseau considera que la soberan ía es inalienable – los principio s del Estado solo pueden ser dirigidos por la voluntad general -, y indivisible – el soberano es un ser colectivo.

“El soberan o solo es formado de los particulares que lo componen”, “es la totalidad concreta de los individuos”. Como la soberanía popular reposa sobre el pueblo, tiene que exprimirse de manera directa.

Si el número de ciudadanos no permite el sufragio directo, el pu eblo elije a unos mandatorios, que, por el mandato imperativo, tienen que ejecutar las decisiones del pueblo.

Lo que votaran los mandatorios será i nviolable y irrevocable, en cuan to a los principios de la Primacía de la ley.

Pero, en la teoría de Rousseau, el hecho que los mandatorios t engan que ejecutar las decisiones del pueblo, es supuesto hacer que las leyes votadas sean justas, porque el pueblo no tomara decisiones contrarias a sus intereses.

De este pensamiento nace una contradicción, un dilema que exprime Rousseau ello mismo: e l hecho que el ciudadano deba , a la vez, situarse en su participación en la autoridad soberana, y como sujeto sumiso a las leyes del Estado.

Sin emb argo, según el autor, este contrato vale la pena, porque permite crear una igualdad civil donde la igualdad natural se rompió.

Así, e l contrato social es un contrato doble: c ada uno se comprome te a hacer parte de la sociedad: es una alienación voluntaria, un de ber hacia sí mismo; y c ada uno se compromete con “el todo” formado por el conjunto de asociados (voluntad general), ubicándose bajo de la autoridad de esa voluntad general .

Eso constituye las bases del contrato social y de la soberanía popular.. »