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Literatura hispanoamericana - lengua y litteratura.

Publié le 29/05/2013

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Literatura hispanoamericana - lengua y litteratura. 1 INTRODUCCIÓN Rubén Darío El poeta nicaragüense, Rubén Darío (1867-1916), es un hito en las letras hispanas. Fue el gran embajador del modernismo, un movimiento literario, netamente hispano, que se complace en una poesía esteticista, llena de musicalidad y temas inspirados en ambientes refinados, elegantes y etéreos rococós. El libro Azul... de Darío es una miscelánea de verso y prosa, publicada en 1888 en Chile y que está considerado como el primer gran libro modernista. El fragmento leído por un actor corresponde a Poemas. El retrato de la ilustración fue pintado por Daniel Vázquez Díaz. Archivo Fotográfico Oronoz/(p)1996 Microsoft Corp. Reservados todos los derechos. - lengua y litteratura. Literatura hispanoamericana, literatura de los pueblos de México, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe escrita en lengua española. Su historia, que comenzó durante el siglo XVI, en la época de la conquista, se puede dividir a grandes rasgos en cuatro periodos. Durante el periodo colonial fue un simple apéndice de la que se escribía en España, pero con los movimientos de independencia que tuvieron lugar a comienzos del siglo XIX entró en un segundo periodo dominado por temas patrióticos. En la etapa de consolidación nacional que siguió al periodo anterior, experimentó un enorme auge, hasta que alcanzó su madurez a partir de la década de 1910, llegando a ocupar un significativo lugar dentro de la literatura universal. La producción literaria de los países latinoamericanos forma un conjunto armónico, a pesar de las diferencias y rasgos propios de cada país. Para la literatura latinoamericana en portugués, véase Literatura brasileña. 2 PERIODO COLONIAL Las primeras obras de la literatura latinoamericana pertenecen tanto a la tradición literaria española como a la de sus colonias de ultramar. Así, los primeros escritores americanos --como el soldado y poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga, creador de La Araucana (1569-1589), una epopeya acerca de la conquista del pueblo araucano de Chile por parte de los españoles-- no habían nacido en el Nuevo Mundo. Las guerras y la cristianización del recién descubierto continente no crearon un clima propicio para el cultivo de la poesía lírica y la narrativa, por lo cual la literatura latinoamericana del siglo XVI sobresale principalmente por sus obras didácticas en prosa y por las crónicas. Especialmente destacadas en este terreno resultan la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1632), escrita por el conquistador e historiador español Bernal Díaz del Castillo, lugarteniente del explorador también español Hernán Cortés, y la historia en dos partes de los incas de Perú y de la conquista española de este país, Comentarios reales (1609 y 1617), del historiador peruano Garcilaso de la Vega, el Inca. Las primeras obras teatrales escritas en Latinoamérica, como Representación del fin del mundo (1533), sirvieron como vehículo literario para la conversión de los nativos. El espíritu del renacimiento español, así como un exacerbado fervor religioso, resulta evidente en los textos de comienzos del periodo colonial, en el que los más importantes difusores de la cultura eran los religiosos, entre los que se encuentran el misionero e historiador dominico Bartolomé de Las Casas, que vivió en Santo Domingo y en otras colonias del Caribe; el autor teatral Hernán González de Eslava, que trabajó en México, y el poeta épico peruano, aunque nacido en España, Diego de Hojeda. México (actualmente Ciudad de México) y Lima, las capitales de los virreinatos de Nueva España y Perú, respectivamente, se convirtieron en los centros de toda la actividad intelectual del siglo XVII, y la vida en ellas, una espléndida réplica de la de España, se impregnó de erudición, ceremonia y artificialidad. Los criollos superaron a menudo a los españoles en cuanto a la asimilación del estilo barroco predominante en Europa. Esta aceptación quedó de manifiesto, en el terreno de la literatura, por la popularidad de las obras del dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca y las del poeta, también español, Luis de Góngora, así como en la producción literaria local. El más destacado de los poetas del siglo XVII en Latinoamérica fue la monja mexicana Juana Inés de la Cruz, que escribió obras de teatro en verso, de carácter tanto religioso --por ejemplo, el auto sacramental El Divino Narciso (1688)-- como profano. Escribió asimismo poemas en defensa de las mujeres y obras autobiográficas en prosa acerca de sus variados intereses. La mezcla de sátira y realidad que dominaba la literatura española llegó también al Nuevo Mundo, y allí aparecieron, entre otras obras, la colección satírica Diente del Parnaso, del poeta peruano Juan del Valle Caviedes, y la novela Infortunios de Alonso Ramírez (1690), del humanista y poeta mexicano Carlos Sigüenza y Góngora. En España, la casa Borbón sustituyó a la Habsburgo a comienzos del siglo XVIII. Este acontecimiento abrió las colonias, con o sin sanción oficial, a las influencias procedentes de Francia, influencias que quedaron de manifiesto en la amplia aceptación del neoclasicismo francés y, durante la última parte del siglo, en la extensión de las doctrinas de la ilustración. Así, el dramaturgo peruano Peralta Barnuevo adaptó obras teatrales francesas, mientras que otros escritores, como el ecuatoriano Francisco Eugenio de Santa Cruz y el colombiano Antonio Nariño, contribuyeron a la difusión de las ideas revolucionarias francesas hacia finales del siglo. Durante esta segunda época, surgieron nuevos centros literarios. Quito en Ecuador, Bogotá en Colombia y Caracas en Venezuela, en el norte del continente, y, más adelante, Buenos Aires, en el sur, comenzaron a superar a las antiguas capitales de los virreinatos como centros de cultura y creación y edición literarias. Los contactos con&l...

« mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi.

En ella, las aventuras de su protagonista enmarcan numerosas vistas panorámicas de la vida colonial, que contienen veladascríticas a la sociedad.

La literatura y la política estuvieron íntimamente relacionadas durante este periodo en que los escritores asumieron actitudes similares a las de lostribunos republicanos de la antigua Roma.

Desde sus inicios dan claras muestras de su preocupación por destacar los aspectos costumbristas de la realidad, así como de suinterés por los problemas de la crítica social y moral.

El poeta y cabecilla político ecuatoriano José Joaquín Olmedo alabó al líder revolucionario Simón Bolívar en su poema‘Victoria de Junín’ (1825), mientras que el poeta, crítico y erudito venezolano Andrés Bello ensalzó los paisajes tropicales en la silva A la agricultura de la zona tórrida (1826), similar a la poesía bucólica del poeta clásico romano Virgilio.

El poeta cubano José María Heredia se anticipó al romanticismo en poemas como Al Niágara (1824), escrito durante su exilio en los Estados Unidos.

Hacia ese mismo año, en el sur, comenzó a surgir una poesía popular anónima, de naturaleza política, entre los gauchos dela región de La Plata. 4 PERIODO DE CONSOLIDACIÓN Durante el periodo de consolidación que siguió al anterior, las nuevas repúblicas tendieron a dirigir su mirada hacia Francia aún más que hacia España, aunque con nuevosintereses regionalistas.

Las formas neoclásicas del siglo XVIII dejaron paso al romanticismo, que dominó el panorama cultural de Latinoamérica durante casi medio siglo apartir de sus inicios en la década de 1830.

Argentina entró en contacto con el romanticismo franco-europeo de la mano de Esteban Echeverría y, junto con México, seconvirtió en el principal difusor del nuevo movimiento.

Al mismo tiempo, la tradición realista hispana halló continuación a través de las obras llamadas costumbristas (quecontenían retratos de las costumbres locales). La consolidación económica y política y las luchas de la época influyeron en la obra de numerosos escritores.

Muy destacable fue la denominada generación románticaargentina en el exilio de oponentes al régimen (1829-1852) del dictador Juan Manuel de Rosas.

Este grupo, muy influyente también en Chile y Uruguay, contaba (ademásde con Echeverría) con José Mármol, autor de una novela clandestina, Amalia (1851), y con el educador (más adelante presidente de Argentina) Domingo Faustino Sarmiento, en cuyo estudio biográfico-social Facundo, civilización y barbarie (1845) sostenía que el problema básico de Latinoamérica era la gran diferencia existente entre su estado primitivo y las influencias europeas. En Argentina, las canciones de los bardos gauchos fueron dejando paso a las creaciones de poetas cultos como Hilario Ascasubi y José Hernández que usaron temaspopulares para crear una nueva poesía gauchesca.

El Martín Fierro (1872) de Hernández, en el que narra la difícil adaptación de su protagonista a la civilización, se convirtió en un clásico nacional, y los temas relacionados con los gauchos pasaron al teatro y a la narrativa de Argentina, Uruguay y el sur de Brasil. La poesía en otras zonas del continente tuvo un carácter menos regionalista, a pesar de que el romanticismo continuó dominando el ambiente cultural de la época.

Lospoetas más destacados de esos años fueron la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, autora también de novelas, y el uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, cuya obranarrativa Tabaré (iniciada en 1876 y publicada en 1888) presagió el simbolismo. La novela progresó notablemente en este periodo.

Así, el chileno Alberto Blest Gana llevó a cabo la transición entre el romanticismo y el realismo al describir la sociedadchilena con técnicas heredadas del escritor francés Honoré de Balzac en su Martín Rivas (1862).

Escribió la mejor novela histórica de la época, Durante la reconquista (1897).

Por otro lado, María (1867), un cuento lírico sobre un amor marcado por un destino aciago en una vieja plantación, escrito por el colombiano Jorge Isaacs, está considerada como la obra maestra de las novelas hispanoamericanas del romanticismo.

En Ecuador, Juan León Mera idealizó a los indígenas de América al situar en lajungla su novela Cumandá o un drama entre salvajes (1879).

En México el más destacado de los realistas románticos fue Ignacio Altamirano, en la misma época en que José Martiniano Alencar inició el género regional con sus novelas poemáticas e indianistas románticas (cuentos de amor entre indios y blancos), como El Guaraní (1857) e Iracema (1865).

Los novelistas naturalistas, entre los que se contó el argentino Eugenio Cambaceres, autor de Sin rumbo (1885), pusieron de manifiesto en sus obras la influencia de las novelas experimentales del escritor francés Émile Zola. El ensayo se convirtió en este periodo en el medio de expresión favorito de numerosos pensadores, a menudo periodistas, interesados en temas políticos, educacionales yfilosóficos.

Un artista y polemista muy característico del momento fue el ecuatoriano Juan Montalvo, autor de Siete tratados (1882), mientras que Eugenio María de Hostos, un educador y político liberal portorriqueño, llevó a cabo su obra en el Caribe y en Chile, y Ricardo Palma creó un tipo de viñetas narrativas e históricas muy peculiardenominada Tradiciones peruanas (1872). El modernismo, movimiento de profunda renovación literaria, apareció durante la década de 1880, favorecido por la consolidación económica y política de las repúblicaslatinoamericanas y la paz y la prosperidad resultantes de ella.

Su característica principal fue la defensa de las funciones estética y artística de la literatura en detrimento desu utilidad para una u otra causa concreta.

Los escritores modernistas compartieron una cultura cosmopolita influida por las más recientes tendencias estéticas europeas,como el parnasianismo francés y el simbolismo, y en sus obras fundieron lo nuevo y lo antiguo, lo nativo y lo foráneo tanto en la forma como en los temas. La mayoría de los modernistas eran poetas, pero muchos de ellos cultivaron, además, la prosa, hasta el punto de que la prosa hispana se renovó al contacto con la poesíadel momento.

El iniciador del movimiento fue el peruano Manuel González Prada, ensayista de gran conciencia social a la vez que osado experimentador estético.

Entre losprincipales poetas modernistas se encontraban el patriota cubano José Martí, el también cubano Julián del Casal, el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y el colombiano JoséAsunción Silva, aunque fue el nicaragüense Rubén Darío quien se convirtió en el más destacado representante del grupo tras la publicación de Prosas profanas (1896), su segunda obra mayor, y él sería el verdadero responsable de conducir el movimiento a su punto culminante.

Solía mezclar los aspectos experimentales del movimiento conexpresiones de desesperación o de alegría metafísica, como en Cantos de vida y esperanza (1905), y tanto él como sus compañeros de grupo materializaron el mayor avance de la lengua y de la técnica poética latinoamericana desde el siglo XVII.

A la generación más madura pertenecieron escritores como el argentino Leopoldo Lugones yel mexicano Enrique González Martínez, que marcó un punto de inflexión hacia un modernismo más íntimo y trató temas sociales y éticos en su poesía.

El uruguayo JoséEnrique Rodó aportó nuevas dimensiones artísticas al ensayo con su obra Ariel (1900), que estableció importantes caminos espirituales para los autores más jóvenes del momento.

Entre los novelistas se encontraban el venezolano Manuel Díaz Rodríguez, que escribió Sangre patricia (1902) y el argentino Enrique Larreta, autor de La gloria de Don Ramiro (1908).

El modernismo, que llegó a España procedente de Latinoamérica, alcanzó su punto culminante hacia 1910, y dejó una profunda huella en varias generaciones de escritores de lengua hispana. Al mismo tiempo, otros muchos escritores ignoraron el modernismo y continuaron produciendo novelas realistas o naturalistas centradas en problemas sociales de alcanceregional.

Así, en Aves sin nido (1889), la peruana Clorinda Matto de Turner pasó de la novela indianista sentimental a la moderna novela de protesta, mientras que el mexicano Federico Gamboa cultivó la novela naturalista urbana en obras como Santa (1903), y el uruguayo Eduardo Acevedo Díaz escribió novelas históricas y de gauchos. El relato breve y el teatro maduraron a comienzos del siglo XX de la mano del chileno Baldomero Lillo, que escribió cuentos de mineros, como Sub terra (1904), y de la de Horacio Quiroga, autor uruguayo de historias de la jungla, quien, en Cuentos de la selva (1918), combinó un enfoque de tipo regional centrado en la relación entre los seres humanos y la naturaleza primitiva, con la descripción de fenómenos psicológicamente extraños en unos cuentos de misterio poblados de alucinaciones, mientras que eldramaturgo Florencio Sánchez enriqueció el teatro de su país con sus obras sociales de carácter local. 5 LITERATURA CONTEMPORÁNEA. »

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