Literatura hispanoamericana - idiomas.
Publié le 30/05/2013
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mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi.
En ella, las aventuras de su protagonista enmarcan numerosas vistas panorámicas de la vida colonial, que contienen veladascríticas a la sociedad.
La literatura y la política estuvieron íntimamente relacionadas durante este periodo en que los escritores asumieron actitudes similares a las de lostribunos republicanos de la antigua Roma.
Desde sus inicios dan claras muestras de su preocupación por destacar los aspectos costumbristas de la realidad, así como de suinterés por los problemas de la crítica social y moral.
El poeta y cabecilla político ecuatoriano José Joaquín Olmedo alabó al líder revolucionario Simón Bolívar en su poema‘Victoria de Junín’ (1825), mientras que el poeta, crítico y erudito venezolano Andrés Bello ensalzó los paisajes tropicales en la silva A la agricultura de la zona tórrida (1826), similar a la poesía bucólica del poeta clásico romano Virgilio.
El poeta cubano José María Heredia se anticipó al romanticismo en poemas como Al Niágara (1824), escrito durante su exilio en los Estados Unidos.
Hacia ese mismo año, en el sur, comenzó a surgir una poesía popular anónima, de naturaleza política, entre los gauchos dela región de La Plata.
4 PERIODO DE CONSOLIDACIÓN
Durante el periodo de consolidación que siguió al anterior, las nuevas repúblicas tendieron a dirigir su mirada hacia Francia aún más que hacia España, aunque con nuevosintereses regionalistas.
Las formas neoclásicas del siglo XVIII dejaron paso al romanticismo, que dominó el panorama cultural de Latinoamérica durante casi medio siglo apartir de sus inicios en la década de 1830.
Argentina entró en contacto con el romanticismo franco-europeo de la mano de Esteban Echeverría y, junto con México, seconvirtió en el principal difusor del nuevo movimiento.
Al mismo tiempo, la tradición realista hispana halló continuación a través de las obras llamadas costumbristas (quecontenían retratos de las costumbres locales).
La consolidación económica y política y las luchas de la época influyeron en la obra de numerosos escritores.
Muy destacable fue la denominada generación románticaargentina en el exilio de oponentes al régimen (1829-1852) del dictador Juan Manuel de Rosas.
Este grupo, muy influyente también en Chile y Uruguay, contaba (ademásde con Echeverría) con José Mármol, autor de una novela clandestina, Amalia (1851), y con el educador (más adelante presidente de Argentina) Domingo Faustino Sarmiento, en cuyo estudio biográfico-social Facundo, civilización y barbarie (1845) sostenía que el problema básico de Latinoamérica era la gran diferencia existente entre su estado primitivo y las influencias europeas.
En Argentina, las canciones de los bardos gauchos fueron dejando paso a las creaciones de poetas cultos como Hilario Ascasubi y José Hernández que usaron temaspopulares para crear una nueva poesía gauchesca.
El Martín Fierro (1872) de Hernández, en el que narra la difícil adaptación de su protagonista a la civilización, se convirtió en un clásico nacional, y los temas relacionados con los gauchos pasaron al teatro y a la narrativa de Argentina, Uruguay y el sur de Brasil.
La poesía en otras zonas del continente tuvo un carácter menos regionalista, a pesar de que el romanticismo continuó dominando el ambiente cultural de la época.
Lospoetas más destacados de esos años fueron la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, autora también de novelas, y el uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, cuya obranarrativa Tabaré (iniciada en 1876 y publicada en 1888) presagió el simbolismo.
La novela progresó notablemente en este periodo.
Así, el chileno Alberto Blest Gana llevó a cabo la transición entre el romanticismo y el realismo al describir la sociedadchilena con técnicas heredadas del escritor francés Honoré de Balzac en su Martín Rivas (1862).
Escribió la mejor novela histórica de la época, Durante la reconquista (1897).
Por otro lado, María (1867), un cuento lírico sobre un amor marcado por un destino aciago en una vieja plantación, escrito por el colombiano Jorge Isaacs, está considerada como la obra maestra de las novelas hispanoamericanas del romanticismo.
En Ecuador, Juan León Mera idealizó a los indígenas de América al situar en lajungla su novela Cumandá o un drama entre salvajes (1879).
En México el más destacado de los realistas románticos fue Ignacio Altamirano, en la misma época en que José Martiniano Alencar inició el género regional con sus novelas poemáticas e indianistas románticas (cuentos de amor entre indios y blancos), como El Guaraní (1857) e Iracema (1865).
Los novelistas naturalistas, entre los que se contó el argentino Eugenio Cambaceres, autor de Sin rumbo (1885), pusieron de manifiesto en sus obras la influencia de las novelas experimentales del escritor francés Émile Zola.
El ensayo se convirtió en este periodo en el medio de expresión favorito de numerosos pensadores, a menudo periodistas, interesados en temas políticos, educacionales yfilosóficos.
Un artista y polemista muy característico del momento fue el ecuatoriano Juan Montalvo, autor de Siete tratados (1882), mientras que Eugenio María de Hostos, un educador y político liberal portorriqueño, llevó a cabo su obra en el Caribe y en Chile, y Ricardo Palma creó un tipo de viñetas narrativas e históricas muy peculiardenominada Tradiciones peruanas (1872).
El modernismo, movimiento de profunda renovación literaria, apareció durante la década de 1880, favorecido por la consolidación económica y política de las repúblicaslatinoamericanas y la paz y la prosperidad resultantes de ella.
Su característica principal fue la defensa de las funciones estética y artística de la literatura en detrimento desu utilidad para una u otra causa concreta.
Los escritores modernistas compartieron una cultura cosmopolita influida por las más recientes tendencias estéticas europeas,como el parnasianismo francés y el simbolismo, y en sus obras fundieron lo nuevo y lo antiguo, lo nativo y lo foráneo tanto en la forma como en los temas.
La mayoría de los modernistas eran poetas, pero muchos de ellos cultivaron, además, la prosa, hasta el punto de que la prosa hispana se renovó al contacto con la poesíadel momento.
El iniciador del movimiento fue el peruano Manuel González Prada, ensayista de gran conciencia social a la vez que osado experimentador estético.
Entre losprincipales poetas modernistas se encontraban el patriota cubano José Martí, el también cubano Julián del Casal, el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y el colombiano JoséAsunción Silva, aunque fue el nicaragüense Rubén Darío quien se convirtió en el más destacado representante del grupo tras la publicación de Prosas profanas (1896), su segunda obra mayor, y él sería el verdadero responsable de conducir el movimiento a su punto culminante.
Solía mezclar los aspectos experimentales del movimiento conexpresiones de desesperación o de alegría metafísica, como en Cantos de vida y esperanza (1905), y tanto él como sus compañeros de grupo materializaron el mayor avance de la lengua y de la técnica poética latinoamericana desde el siglo XVII.
A la generación más madura pertenecieron escritores como el argentino Leopoldo Lugones yel mexicano Enrique González Martínez, que marcó un punto de inflexión hacia un modernismo más íntimo y trató temas sociales y éticos en su poesía.
El uruguayo JoséEnrique Rodó aportó nuevas dimensiones artísticas al ensayo con su obra Ariel (1900), que estableció importantes caminos espirituales para los autores más jóvenes del momento.
Entre los novelistas se encontraban el venezolano Manuel Díaz Rodríguez, que escribió Sangre patricia (1902) y el argentino Enrique Larreta, autor de La gloria de Don Ramiro (1908).
El modernismo, que llegó a España procedente de Latinoamérica, alcanzó su punto culminante hacia 1910, y dejó una profunda huella en varias generaciones de escritores de lengua hispana.
Al mismo tiempo, otros muchos escritores ignoraron el modernismo y continuaron produciendo novelas realistas o naturalistas centradas en problemas sociales de alcanceregional.
Así, en Aves sin nido (1889), la peruana Clorinda Matto de Turner pasó de la novela indianista sentimental a la moderna novela de protesta, mientras que el mexicano Federico Gamboa cultivó la novela naturalista urbana en obras como Santa (1903), y el uruguayo Eduardo Acevedo Díaz escribió novelas históricas y de gauchos.
El relato breve y el teatro maduraron a comienzos del siglo XX de la mano del chileno Baldomero Lillo, que escribió cuentos de mineros, como Sub terra (1904), y de la de Horacio Quiroga, autor uruguayo de historias de la jungla, quien, en Cuentos de la selva (1918), combinó un enfoque de tipo regional centrado en la relación entre los seres humanos y la naturaleza primitiva, con la descripción de fenómenos psicológicamente extraños en unos cuentos de misterio poblados de alucinaciones, mientras que eldramaturgo Florencio Sánchez enriqueció el teatro de su país con sus obras sociales de carácter local.
5 LITERATURA CONTEMPORÁNEA.
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