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Espana durante el franquismo

Publié le 30/03/2011

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España durante el franquismo

 

No hace mucho tiempo que España es conocida como un país democrático como los otros países de Europa. En efecto, hace 40 años España ya era una dictadura dirigida por el general Francisco Franco y este periodo sigue siendo muy presente en los espíritus de los españoles. Bajo la dictadura de Franco no había solo puntos negativos sino también algunos puntos positivos como el milagro económico que es al origen de la España que conocemos hoy.

Entonces vamos a ver de manera breve como era España durante esta dictadura.

Podemos decir que el franquismo se divide en más o menos cuatros partes que vamos a desarrollar en este trabajo. Primero hay la España filofascista hasta 1945, después hay la dictadura pro-occidental hasta 1957, luego el desarrollo de España y por fin la crisis y el fin del franquismo.

 

El franquismo empezó en 1936 al mismo tiempo que la guerra civil y se acabó  a la muerte de su fundador, el general Franco. El general Franco era un militar. En julio de 1936, se une al golpe de estado contra la segunda republica, lo que va a provocar la guerra civil. El 28 de septiembre de 1936 se autoproclama Jefe del Estado y es así que empezó el franquismo.

El régimen de Franco era basado en fundamentos muy ideológicos. Todo el poder era concentrado en su  única persona, el poder era anticomunismo, antiliberalismo y antiparlamentarismo, era un régimen donde la iglesia tenía un poder muy fuerte, era un régimen militar y con muchos rasgos fascistas como la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini.

Al principio el régimen era un poder filofascista. Los ideales franquistas configuraron un régimen caudillista, corporativista y de partido único. Las leyes de Responsabilidades Políticas (1939), de Represión del Comunismo y la Masonería (1940) y de Seguridad del Estado (1941) establecieron las bases jurídicas de un duro sistema de represión policial. Los partidos políticos y los sindicatos fueron prohibidos. La huelga fue declarada ilegal. Todas las libertades democráticas fueron suprimidas. La ley de Prensa de 22 de abril de 1938 puso los medios de comunicación bajo el control del Estado y estableció una severísima censura. El nuevo sistema político se articuló en torno al caudillaje de Franco. Las leyes de enero de 1938 y de agosto de 1939 le atribuyeron la plena y exclusiva capacidad legislativa y ejecutiva. Franco disponía de la jefatura del Estado, de la presidencia del gobierno, del mando de las Fuerzas Armadas y de la jefatura del partido único, creado por el decreto de Unificación de 17 de abril de 1937.

El nuevo régimen se dotó a partir de 1942 de un aparato representativo, las Cortes. Esas Cortes fueron concebidas como un instrumento de colaboración subordinado al ejecutivo y a Franco mismo. Buena parte de sus miembros eran designados, no elegidos. Hubo un total de 19 gobiernos entre 1939 y 1975.

El nuevo régimen se definió por la fuerte presencia de la Falange en el aparato del Estado y en la vida social. La primera ley Fundamental del régimen, el Fuero del Trabajo, de 9 de marzo de 1938, definía a España como un Estado nacionalsindicalista, el ideal de la Falange.  La Falange recibió dos áreas de poder esenciales: el control de la prensa y la propaganda y el control de la Organización Sindical. Una gigantesca maquinaria corporativa fue creada en 1940 sobre la base de sindicatos “verticales”, organismos de integración de empresarios y trabajadores bajo el control del Estado. Era uno de los pilares junto con la familia y el municipio de la “democracia orgánica” franquista.

El régimen se definió también por su política exterior de amistad y cooperación con las potencias del Eje, la Alemania nazi y la Italia fascista. Franco se entrevistó con Hitler en 1939 y con Mussolini en 1941. La política exterior suponía un claro compromiso con la Europa de Hitler. Pero España no entró en la Segunda Guerra Mundial, porque España había declarado su neutralidad. Sin embargo, cuando Alemania atacó a la URSS en junio de 1941, España envió al frente ruso la División Azul, una fuerza militar de unos 18.000 hombres que permaneció en combate hasta noviembre de 1943. La evolución de la guerra obligó a España a rectificar. Dependiente de suministros esenciales como el petróleo, volvió a la neutralidad el1 de octubre de 1943, e incluso, desde 1944, adoptó una política de “neutralidad benévola” con los aliados occidentales.

Por razones ideológicas, el régimen de Franco hizo de la autarquía el objetivo fundamental de su política económica. Creó un fuerte sector público tras la constitución en septiembre de 1941 del Instituto Nacional de Industria para promover la industrialización del país.

Como la Dictadura de Primo de Rivera, el régimen de Franco impulsó las obras públicas: saltos de agua, embalses, centrales eléctricas. Restringió las importaciones y estableció rígidos controles sobre salarios y precios de consumo en todo el Estado.

Las ideas de la Falange y los principios cristianos de la Iglesia inspiraron la nueva política social. Como ya se ha visto, empresarios y trabajadores quedaron integrados en sindicatos verticales. Esos sindicatos eran un instrumento de sujeción al Estado. El régimen garantizó la estabilidad en el empleo y estimuló el mutualismo.

El esfuerzo que el franquismo desplegó en torno a su proyecto fue considerable. En 1945, la reconstrucción de las zonas devastadas por la guerra estaba terminada. Pero en general los resultados habían sido negativos y muy insuficientes: desastre agrario, que obligó a importar masivamente trigo, industrialización costosa, tecnologías pobres, carencia de bienes de equipo, suministro eléctrico irregular e insuficiente, servicios sociales escasos y malos, tasas de escolarización bajas, dietas alimenticias y nivel de consumo deficientes, escasez de vivienda. El racionamiento, implantado en mayo de 1939, no pudo ser levantado hasta 1951. En 1950 la producción estaba por debajo del nivel de 1936.

Los cambios que en la situación internacional se produjeron desde 1944-1945 supusieron una gravísima amenaza al régimen español. El nuevo orden internacional cuyo epicentro era la Organización de Naciones Unidas (ONU) no admitía países, como la España de Franco, fundados sobre principios fascistas. La ONU rechazó el 19 de junio de 1945 la admisión de España. La práctica totalidad de los países retiraron los embajadores de Madrid desde finales de 1946 hasta noviembre de 1950. España pagaba un precio considerable por la dictadura de Franco: su aislamiento internacional.

 

El régimen de Franco respondió al desafío internacional con una doble operación: cambios que dieron al régimen una apariencia política más aceptable y una ofensiva diplomática que le conquistó la homologación internacional.

La operación fue exitosa: en 1955, la ONU admitía como miembro de pleno derecho la España de Franco. Lo decisivo fue el doble apoyo que el régimen de Franco recibió de Estados Unidos y de la Santa Sede. La operación supuso la eliminación de los rasgos más fascistas del régimen y la aprobación de algunas leyes que suavizaron su significación totalitaria. El 13 de julio de 1945 se promulgó el Fuero de los Españoles. El día 17, el gobierno aprobó una amnistía parcial. El 11 de septiembre se suprimió el saludo fascista. El día 18, España evacuó Tánger. El 22 de octubre, el nuevo gobierno promulgó la ley de Referéndum Nacional — algunas leyes podían ser sometidas a los españoles. El 26 de julio de 1947 se promulgó la ley de Sucesión, que definía a España como Reino.

El objeto de todo eso era claro: demostrar que España no era un país fascista. Pero esas medidas distaban mucho de convertir el franquismo en un régimen aceptable democráticamente. Ni las Cortes eran un verdadero Parlamento; ni el Fuero de los Españoles una declaración de derechos constitucionales; ni el referéndum democracia directa; ni la definición de España como Reino disminuía el poder personal de Franco. Sin embargo, los cambios no dejaban de ser significativos: la ley de Sucesión configuraba un futuro monárquico para España.

El 27 de agosto de 1953 España y el Vaticano suscribieron un nuevo Concordato que regulaba las relaciones entre el Estado español y la Santa Sede. Franco hizo numerosísimas concesiones a la Iglesia: el Concordato convertía a España en un Estado jurídicamente católico. El Concordato fue uno de los principales elementos de la estrategia diplomática del régimen de Franco. La otra fue los acuerdos que el 26 de septiembre de 1953 suscribieron España y los Estados Unidos.

Fue la evolución en la situación internacional desde 1947 lo que determinó el cambio de la política norteamericana hacia la España de Franco. La guerra fría hizo que  los Estados Unidos terminaron por dar importancia al valor que la España de Franco pudiera tener en su estrategia militar. Los acuerdos con Estados Unidos eran unos convenios de defensa y ayuda económica. Lo sustancial era la concesión a Estados Unidos de la utilización de bases militares España recibía  una ayuda económica.

En febrero de 1948, el gobierno francés había abierto de nuevo la frontera. Con el voto de la mayoría de los países hispanoamericanos, de los países árabes, de Estados Unidos y de varios países europeos, la ONU, finalmente, aceptó el ingreso de España.

La consolidación del régimen de Franco era un hecho. Pero éste había evolucionado. En 1959 era un sistema autoritario y de poder personal que se autodefinía como una monarquía católica, social y representativa. La represión se había hecho más selectiva. Con todo eso, al régimen de Franco le iba a estallar a fines de la década de los cincuenta una triple y significativa crisis. Primero, una “rebelión” de los estudiantes de Madrid dio lugar a graves desórdenes callejeros en febrero de 1956. Segundo, la concesión unilateral por Francia de la independencia a Marruecos el 2 de marzo de 1956 obligó a España a dar la independencia precipitadamente al Marruecos español. Tercero, desde principios de 1956 la economía española padeció una crisis: inflación descontrolada (40 % para los años 1956-1957), huelgas en el País Vasco, Asturias y Cataluña, gravísimo déficit exterior, caída en flecha de las reservas de divisas.

El régimen de Franco superó la crisis de 1956-1959. Pero los desórdenes habían vuelto a las calles: estallaron huelgas. Y el país estuvo al borde de la suspensión de pagos internacional. Las presiones hacia cambios importantes sobre todo en política económica se hicieron irresistibles.

 

La población española había pasado de 26 millones de habitantes en 1940 a casi 31 millones en 1960. Un millón de personas habían emigrado de las zonas rurales de Castilla, Extremadura y Andalucía a los enclaves industriales de Madrid, Barcelona, País Vasco y a las capitales de provincias. En 1960, casi un tercio de la población vivía ya en localidades de más de 100.000 habitantes.

Sin embargo, el cambio español había sido muy inferior al experimentado en los mismos años por las economías europeas. En 1960, España era uno de los países más atrasados de Europa occidental. España cambió en la década de 1960. Pero eso fue sólo después de que, entre 1957 y 1961, el gobierno al que se habían incorporado un número importante de tecnócratas del Opus Dei procediera a una liberalización neocapitalista de la economía española.

Los años del desarrollo hicieron de España un país industrial y urbano. Esos años fueron llamados “del desarrollo” en razón de la política de Planes de Desarrollo adoptada por el régimen de Franco, dirigida por Laureano López Rodó y los nuevos hombres del Opus Dei que se incorporaron a importantes ministerios económicos.

Grandes migraciones interiores y exteriores transformaron la estructura demográfica. Una oleada turística cambió la economía de las zonas costeras y los hábitos de los españoles. La sociedad se modernizó.

La producción industrial aumentó entre 1960 y 1973 a una tasa anual del 10 %. En 1970, las tres cuartas partes de la población laboral trabajaba ya en la industria y los servicios; sólo el 25 % lo hacía en la agricultura. En 1975, el 75 % de la población vivía en ciudades de más de 10.000 habitantes.

El desarrollo tuvo, sin embargo, fuertes costes sociales. Agudizó los desequilibrios regionales del país. La agricultura fue sacrificada al desarrollo: más de dos millones de españoles tuvieron que emigrar a Alemania, Francia, Bélgica y otros países europeos. El crecimiento de las ciudades fue desordenado e improvisado.

El desarrollo, con todo, pareció dar cierta legitimidad al régimen de Franco. Además, entre 1957 y 1969, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, había llevado a cabo una eficaz apertura exterior. Permitió una amplia presencia española en el ámbito internacional. España fue admitida en la OCDE, estableció óptimas relaciones bilaterales con Francia y Alemania occidental, intensificó las que mantenía con los países árabes y trazó su propia política africana. Pero la Comunidad Europea rechazó la solicitud de asociación hecha por España en 1962.

Una nueva ley de Prensa en 1966 del ministro de Información y Turismo Fraga Iribarne, suprimió la censura previa.

El 10 de enero de 1967 se promulgó la ley Orgánica del Estado. Esta ley, por ejemplo, creaba la figura del presidente del gobierno, separándola de la jefatura del Estado. En 1969, Franco designó al Príncipe don Juan Carlos de Borbón, hijo de don Juan como su sucesor a título de Rey.

Cuando Franco presentó ante las Cortes el nombramiento de don Juan Carlos, dejó claro que la Monarquía que le sustituiría sería una instauración nueva, no la restauración de la Monarquía anterior a 1931

 

 

La década del desarrollo vio una nueva aparición de la conflictividad en España. Los estudiantes y los intelectuales se rebelaron en demanda de derechos y libertades democráticas. La agitación en las universidades españolas adquirió carácter endémico, sobre todo en Madrid y Barcelona, desde 1963. La policía ocupó las universidades de 1966 a 1973. Manifestaciones, huelgas y alteraciones del orden público se hicieron casi permanentes en todas las universidades del país. Centenares de estudiantes fueron detenidos y sancionados, como algunos profesores.

Los trabajadores reclamaron libertades sindicales y derecho a negociar libremente sus convenios colectivos. Pese a la dura represión policial, las huelgas y conflictos de trabajo se multiplicaron desde 1959. En los años sesenta, Barcelona, Madrid, País Vasco y Asturias fueron las regiones más conflictivas. Desde 1970, las huelgas se extendieron por toda España.

El problema regional que Franco creía haber erradicado mediante la afirmación de la unidad de España volvió a aparecer. Manifestaciones de afirmación de una identidad propia aparecieron, además, en algunas regiones: Galicia, Valencia, Andalucía, Canarias. Pero fue en el País Vasco donde el problema nació  de nuevo con fuerza. Desde los años sesenta el problema vasco se ha convertido en el principal problema del país. Eso se debe a la aparición en 1959 de ETA, un movimiento independentista que pronto optó por la lucha armada.

La Iglesia, finalmente, fue divorciándose progresivamente del régimen de Franco, sobre todo desde la celebración en 1964 del Concilio Vaticano II. En los años sesenta se habían producido hechos significativos: muchos curas vascos y catalanes se habían manifestado públicamente en defensa de los derechos de sus pueblos y contra la Dictadura. En 1971, la Asamblea Episcopal aprobó una resolución en virtud de la cual la Iglesia pedía públicamente perdón por la parcialidad con que había actuado durante la guerra civil.

En esas condiciones, el régimen de Franco entró en crisis a partir de 1969. Desde más o menos 1969-1970, la polémica entre aperturismo e inmovilismo acompaña la tensión que dominó la política española hasta 1975. Pero, para la ultraderecha del régimen, el franquismo era una estructura coherente y perfecta, cuya modificación generaría un proceso de cambio que terminaría por destruir el sistema.

Franco y Carrero Blanco optaron por un continuismo controlado y prudente que suponía gobiernos fuertes. Esa fue la política dominante entre 1969 y 1975, primero bajo la dirección del propio Carrero Blanco, que ejerció de hecho la presidencia del gobierno desde octubre de 1969 hasta su asesinato por ETA en diciembre de 1973 y luego, en 1974 y 1975, con los gobiernos que encabezó Carlos Arias Navarro.

La etapa de Carrero Blanco coincidió con una fuerte ofensiva de ETA y una escalada notable del número de huelgas. Hubo medidas represivas y una congelación del desarrollo político Esas medidas se combinaron con desarrollo económico, la economía española registró sus mayores índices de crecimiento entre 1971 y 1973. Se combinaron también con éxitos en política exterior. España firmó en 1970 un excelente acuerdo comercial con la Comunidad Europea y estableció relaciones diplomáticas con Alemania del Este y China.

Después del asesinato de Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973, en un espectacular atentado de ETA, el nuevo hombre fuerte del régimen fue Carlos Arias Navarro. Formó gobierno en enero de 1974  eliminando a muchos de los tecnócratas del Opus Dei. Gobernó durante casi dos años, que fueron una mezcla de irresoluto reformismo y durísima represión.

Franco murió el 20 de noviembre de 1975, tras casi dos meses de dolorosísima agonía. Para España, políticamente, cuando Franco murió el dilema no era ya, como en 1969, o inmovilismo o aperturismo. El dilema era o reforma o ruptura. Ese iba a ser el gran problema que tendría que resolver de inmediato la Monarquía.

 

En conclusión podemos decir que el franquismo tuvo muchas consecuencias sobre la España de hoy. Fue un régimen muy duro con mucha represión y censura sobre todo durante los primeros años. Fue una verdadera dictadura con todos los poderes concentrados en la persona de Franco. Aunque España no participó a la Segunda Guerra mundial, sufrió de la autarquía durante los primeros años de la dictadura. Sin embargo todo no fue solo negativo. El desarrollo económico fue muy importante durante el régimen de Franco. La agricultura rural se convierte en una agricultura más moderna y el turismo se vuelve en un pilar importante del desarrollo de España. En los años siguientes, el gobierno español va a quedar el sistema económico adoptado en los años sesenta y que ha permitido las tasas de crecimiento importantes pero va a suprimir las legislaturas arcaicas del franquismo.

 

 

Fuentes:

Para este trabajo me ayudé sobre todo de mis cursos de civilización de España de la Universidad de Nantes y de la Universidad de Niza en Francia.

Pero he consultado también algunos sitios sobre internet:

http://fr.wikipedia.org/wiki/Espagne_franquiste

http://www.red2000.com/spain/primer/1hist.html

http://www.dark-stories.com/francisco_franco.htm

 

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